Venta de copas definía salario de bailarinas del bar ‘El Caballo Blanco’

COATZACOALCOS, VERACRUZ
MAYTHE MORALES RAMOS

Para que las bailarinas del Table Dance “Caballo Blanco” pudieran regresar a casa con mil pesos de forma diaria en la bolsa, tenían que ofrecer tres bailes eróticos en la pista y vender al menos 15 copas a los clientes.
Carlos, quien desde hace cinco años abandonó parcialmente el ambiente nocturno, tras la suspensión a su licencia por parte del sector salud, tanto del municipio de Coatzacoalcos como de Minatitlán por ser portador de VIH, aseveró que las bailarinas se regían a través de un tabulador, como sucede en todos los establecimientos de este giro existentes en el estado.
Los pagos a bailarinas, advirtió nuestro entrevistado- cuyo nombre real fue omitido por cuestiones de seguridad-, se encuentran sujetas directamente al consumo, promociones y permanencia del cliente en el centro nocturno.

Las bailarinas del Caballo Blanco, reciban 50 pesos por cada privado y 100 por copa, cada cinco copas vendida a los clientes les daba el derecho a ofrecer un show en pista o un privado; 10 equivalían a dos bailes y 15 copas a tres espectáculos eróticos o privados.
Los días de quincena, eran los únicos en donde las mujeres, en su mayoría pilares del hogar, lograban mil por una noche de trabajo, mientras que el resto de la semana percibían no más 350 pesos.

En las noches de mayor actividad las bailarinas, aseveró el entrevistado cubrían jornadas de baile más extensas, pues de acuerdo a la publicidad manejada en redes sociales por el lugar, en esas fechas se ofrecían promociones como 2×1 en privados, privados gratis en consumo de botellas premium y botellas a 550 pesos durante toda la noche.

Carlos afirmó que las víctimas del ataque, además debían de cubrir de forma diaria el pago de cuotas correspondientes a la música (DJ) y la denominada mami, persona encargada de recoger el vestuario de las chicas y estar al pendiente de su seguridad.
“Es una mentira que diga que las muchachas ganaban grandes cantidades de dinero, realmente no lo hacían, eso es una falacia”, enfatizó nuestro entrevistado, quien llegó a conocer a todas las bailarinas el Caballo Blanco.


Tras la suspensión de su licencia por parte de los ayuntamientos sureños, misma que derivó en dos recomendaciones por parte de la CEDH, Carlos se vio forzado a buscar una nueva forma de sustento, encontrando en la venta de zapatos, ropa y perfumes para las bailarinas una manera de salir adelante sin tener que separarse del ambiente nocturno.
Las bailarinas del lugar, narró aún consternado por el suceso, se encontraban marcadas por la pobreza y la violencia familiar, todas las jóvenes eran pilares del hogar y buscaban a través de esta actividad brindar a sus hijos una mejor calidad de vida.

Muchas además de hacerse cargo de sus hijos, corrían con la manutención de sus progenitoras, quienes por la edad y enfermedades diversas se dedicaban solo cuidar de sus nietos, mientras ellas laboran de cinco de la tarde a seis de la mañana.

“Quien se mete a este ambiente lo hace por necesidad. Ellas siempre tenían que lucir guapas, bien maquilladas, invertían en sus vestuarios y estaban siempre montadas en zapatillas de cuarta plataforma. No es fácil tener que estar con los clientes y que nadie te pregunte si tus hijos están bien, si necesitan algo o si ya comieron”.

Tras acudir al entierro de sus clientas y amigas, Carlos lamentó profundamente el estigma por parte de la sociedad hacia las víctimas de esta tragedia.
“Hoy la sociedad las discrimina, pero cada una de estas mujeres tiene una historia, ellas no se metieron a este trabajo porque querían, sino porque la vida las llevó a este camino para tener que salir adelante, todas eran pobres y si trabajaba ahí era por eso”.
Carlos aseguró que durante encuentros ocasionales con las chicas por fuera del Table Dance, estas le llegaron a manifestar que ya contaban con planes de abandonar la cuidad, derivado de otros hechos violentos registrados en centros nocturnos.

Hasta ahora el ataque al Caballo Blanco, además de la muerte de las bailarinas ha cobrado la vida, del DJ, cajera, la mami y algunos clientes sumando hasta el momento 30 víctimas mortales.

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